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23:19
| Publicado por
Unknown
|
Un niño se calla. Está sufriendo, pero se calla.
Algunos compañeros del colegio se meten con él; se saben más fuertes que él. Les ha pedido que le dejen en paz, que él no les ha hecho nada... pero todo sigue igual. Y a medida que pasa el tiempo, sufre más. Pero sigue callando.
Sabe que si recurre al profesor o a sus padres, le van a llamar "chivato", "acusica", "cobarde" y que entonces las cosas empeorarán aún más.
Por eso, decide seguir callado; seguir sufriendo. No sabe salir de esta situación.
¿Cómo podemos ayudarle a salir de este círculo destructivo?
En primer lugar, debemos estar atentos. Seguramente notaremos que está callado, que últimamente se resiste a ir al colegio o va más disgustado que antes, que al preguntarle directamente si le pasa algo, contesta con evasivas... Algo le está pasando y no está sabiendo salir de esa situación por sus propios medios. Necesita ayuda.
Podemos contribuir a que quiera abrirse y contarnos qué está ocurriendo si le explicamos la diferencia entre chivarse y pedir ayuda. No suelen saberlo y les alivia bastante aprender la diferencia. Podemos decirle lo siguiente:
Le he pedido a mi hijo de 14 años que me diera su opinión sobre este asunto y coincide en la importancia de tener clara la diferencia entre chivarse y pedir ayuda. Y añade otro punto muy interesante que puede ayudar al niño a salir de esta situación: invitarle a compartir el problema con uno de sus amigos, de manera que encuentre en él un apoyo que le haga sentir más seguro a la hora de pedir ayuda. Soportará mejor que le llamen "chivato" porque tanto él como su amigo saben que no lo es.
Algunos compañeros del colegio se meten con él; se saben más fuertes que él. Les ha pedido que le dejen en paz, que él no les ha hecho nada... pero todo sigue igual. Y a medida que pasa el tiempo, sufre más. Pero sigue callando.
Sabe que si recurre al profesor o a sus padres, le van a llamar "chivato", "acusica", "cobarde" y que entonces las cosas empeorarán aún más.
Por eso, decide seguir callado; seguir sufriendo. No sabe salir de esta situación.
¿Cómo podemos ayudarle a salir de este círculo destructivo?
En primer lugar, debemos estar atentos. Seguramente notaremos que está callado, que últimamente se resiste a ir al colegio o va más disgustado que antes, que al preguntarle directamente si le pasa algo, contesta con evasivas... Algo le está pasando y no está sabiendo salir de esa situación por sus propios medios. Necesita ayuda.
Podemos contribuir a que quiera abrirse y contarnos qué está ocurriendo si le explicamos la diferencia entre chivarse y pedir ayuda. No suelen saberlo y les alivia bastante aprender la diferencia. Podemos decirle lo siguiente:
- Te chivas cuando cuentas algo negativo que está haciendo otro con el único fin de fastidiar a ese otro, porque realmente ni a ti ni a otros os está afectando negativamente.
- En cambio, estás pidiendo ayuda cuando cuentas algo negativo que está haciendo otro que te está afectando a ti y te está haciendo daño. Tu intención al contarlo no es fastidiar a ese otro, sino recibir la ayuda para resolver el problema que te está ocasionando, dado que tus intentos de solucionarlo de manera independiente no han funcionado. Y lo mismo podemos decir si cuentas algo de otro porque está afectando y haciendo daño a otros compañeros: estarás "pidiendo ayuda", no "chivándote", ni siendo "acusica", ni siendo "cobarde". De hecho, la cobardía está en no hacer nada, en no actuar. Y cobardes en todo esto sólo hay unos: quienes sabiéndose más fuertes que otros, deciden abusar de los más débiles.
Le he pedido a mi hijo de 14 años que me diera su opinión sobre este asunto y coincide en la importancia de tener clara la diferencia entre chivarse y pedir ayuda. Y añade otro punto muy interesante que puede ayudar al niño a salir de esta situación: invitarle a compartir el problema con uno de sus amigos, de manera que encuentre en él un apoyo que le haga sentir más seguro a la hora de pedir ayuda. Soportará mejor que le llamen "chivato" porque tanto él como su amigo saben que no lo es.
Etiquetas:Abuso
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Nuevamente un acierto de publicación Mónica. Nada mejor que enfrentarse a los grandes o pequeños problemas educativos con herramientas pedagógicas sencillas que fomenten: la verdad, la autoestima, la confianza, la empatía, el control de las emociones, etc.
ResponderEliminarGracias por compartir.
Así es, las herramientas pueden ayudar a enfrentarse con los retos que nos presenta el día a día de la educación de los hijos. Esta es muy sencilla, pero quizás por eso resulte fácil de utilizar y aplicar. Confío en que sea así.
EliminarGracias por tu comentario,
Un abrazo,
Mónica
Muy acertado, Mónica.
ResponderEliminarBesos,
Almu
Gracias, Almu.
EliminarMuy acertado, Mónica.
ResponderEliminarBesos,
Almu
Qué buen argumento o herramienta para dar a nuestros hijos y que poco a poco aprendan a desenvolverse en sociedad. Para que adquieran el nivel de asertividad necesaria. Gracias Mónica.
ResponderEliminarGracias a ti por tu comentario, Carmen.
EliminarMe parece genial Mónica
ResponderEliminar¡¡Gracias, Carmen!!
EliminarGracias de nuevo por el post. La verdad es que hasta ahora, ninguno ha sido aburrido. De hecho, en no demasiadas palabras, se expresan tantas cosas... Eso es lo que me fascina!! También creo que son buenos artículos tal vez porque los temas de los que tratan nunca nos han pasado inadvertidos. Todo el mundo ha sentido alguna vez la enorme necesidad de contarle a otra persona lo que le ocurre, y eso es lo que llama la atención al lector, que son asuntos que conciernen a todos, con los que uno se siente o se ha sentido identificado.
ResponderEliminarGracias de nuevo, Miguel Rodríguez.
Gracias, Miguel. Me alegro de que no te aburramos, pero, sobre todo, de que toquemos temas que te interesan (muy relacionadas ambas cosas, claro...). No siempre es fácil enganchar con los intereses de las personas de tu edad y resulta gratificante leer que estamos enganchando contigo. ¡Gracias a ti, por compartir tu reflexión y por tus amables palabras!
Eliminarel mejor post que has escrito ya que he participado en él
ResponderEliminar"Le he pedido a mi hijo de 14 años que me diera su opinión sobre este asunto y coincide en la importancia de tener clara la diferencia entre chivarse y pedir ayuda. Y añade otro punto muy interesante que puede ayudar al niño a salir de esta situación: invitarle a compartir el problema con uno de sus amigos, de manera que encuentre en él un apoyo que le haga sentir más seguro a la hora de pedir ayuda. Soportará mejor que le llamen "chivato" porque tanto él como su amigo saben que no lo es".
ResponderEliminarSoy un pensador eh?
oi monicaaaaaa. muito bom o texto, me ajudou muito a fazer meu trabalho, parabens!
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