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Me encanta verte sonreir haciendo un mundo mejor
Educación en positivo
La educación correcta siempre es una educación en positivo.
Esta consiste en apoyarse en los puntos fuertes de los hijos para mejorar en todo
lo demás. Es saber ver lo que hacen bien, que no pase desapercibido, elogiarlo,
reconocerlo, festejarlo… para que así se sientan bien, se sientan apreciados y
válidos y esto les dé ganas de ser aún mejores.
Educar en positivo es dedicar más tiempo a elogiar y premiar que a reprender y castigar. Verdaderamente a lo largo del día los niños hacen muchas cosas admirables. Si no sabemos verlo el problema está en nosotros.
Educar en positivo también pasa por usar un lenguaje correcto con los hijos, sin etiquetas, sin usar las palabras prohibidas “siempre”, “nunca”, “eres un…”
Alguna vez me he encontrado con madres que afirman y reafirman que su hijo no hace ni saber hacer nada bien. ¿De quién es la culpa en este caso de la baja autoestima del niño?
Nuestra responsabilidad como padres es educar en positivo,
pero también es educar para que vean el mundo en positivo.
El mundo exterior siempre lo pasamos por nuestro mundo
interior. Por qué no hacer que viendo lo positivo en el exterior crezca lo
positivo en nuestro interior. Enseña a tu hijo a asombrarse con lo maravilloso a su alrededor pero sobre todo con las personas con las que se cruza y estarás educando un niño feliz. Además estarás contribuyendo a hacer un mundo mejor. Regalar sonrisas y elogios es ser generosos con los demás.
Cuando vemos y decimos las cosas buenas de los demás les
animamos a ser mejores.
Sí, ya se sabe, todo
el mundo tiene algo que criticar (“la viga”), algunos más que otros, o eso nos
puede parecer a nosotros. Pero no sería un ejercicio estupendo sentarnos con
nuestros hijos o cuando surja la ocasión y animarles a buscar algo bueno de la
gente con la que se han encontrado durante el día, incluso a “ese que no soportan”
(difícil tarea, pero muy educativa).
Dice Hilario Ascasubi
“Las cosas no se ven como son, las vemos como somos”
a mí me gusta añadir
que las personas las vemos en función de cómo somos.
Se puede decir mucho de una persona en función de cómo ve o
habla de los demás.
Hemos de tener cuidado cuando nos acostumbramos a ver y a juzgar las
cosas negativas en los demás. Esto sólo nos embarca en el pobre barco de la
envidia, los celos, la frustración, la prepotencia... que sólo puede llevarnos a
hundirnos. Además recordad que siempre llevamos a nuestro lado a los hijos para transmitirles nuestros valores. ¡Saltemos de ese barco ya!
Pero sobre todo eduquemos, como siempre, con el ejemplo, y
empecemos a agradecer y apreciar sinceramente el don del prójimo.
Para ilustrar este post aquí os dejo un corto de una preciosa
historia de amor (son 16 minutos, no dejéis de buscar un rato para verlo, si
puede ser con vuestros hijos, claro).
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